“How I Met Your Mother”: una serie que te hace reír, llorar, y es más adictiva que el chocolate
Posiblemente soy una de las últimas personas en la Tierra –si no la última- que acaba de terminar de ver, por primera vez, How I Met Your Mother (Cómo conocí a vuestra madre en España y Cómo conocí a tu madre en Latinoamérica). Tomando en cuenta mis Tocs y mi fuerte afición a las buenas historias, suelo poner bastante resistencia a las series (por miedo al vicio), pero con ésta, no lo pude resistir.
Encontrándome en uno de mis momentos “Emo”, recordé esta serie entre cómica y “filin” que mi hermano veía en sus momentos libres, y a quien yo acompañaba sólo por momentos, cuando pasaba por ahí y alguna situación en la pantalla me jalaba el ojo. Decidí darle oportunidad… y debo decir que para “pérdidas de tiempo”, éstas han sido las 79.2 “horas perdidas” más divertidas, emocionantes y enviciantes que he tenido desde que… acabé de ver Dragon Ball (la original, no es insulto que están pasando ahora)… o sea, desde hace aproximadamente 16 años (#TamosViejos).
Para quienes no la han visto aún (o para los nostálgicos), la historia trata sobre Ted Mosby (Josh Radnor), un arquitecto de Nueva York que, en el año 2030, comienza a contarles a sus hijos cómo fue que conoció a su madre. Para esto, se remonta al año 2005, cuando sus mejores amigos Marshall y Lily (Jason Segel y Alyson Hannigan respectivamente) se comprometen. Entonces él, con 27 años de edad, entra en cuestionamientos acerca de la vida y el amor y empieza a sentir que el momento de buscar a su futura esposa ha llegado.
En ese momento y gracias a una intervención de su amigo el “legen –espéralo-… dario” playboy Barney Stinson (Neil Patrick Harris), conoce a Robin Scherbatsky (Cobie Smulders), una reportera canadiense encargada de presentar las noticias más ridículas en un canal de televisión (noticias tan trascendentes e importantes como –por supuesto- la del mono que toca el ukelele). Ella es una mujer independiente que está luchando por alcanzar el éxito en su nueva ciudad, tiene sentido del humor, habla con citas de Los Cazafantasmas, ama el whisky y a los perros, lo cual convence a Ted de que se encuentra ante LA chica.
Sin embargo, encontrar el amor muchas veces no resulta ser un asunto sencillo y eso lo descubrirá tanto Ted como los cinco protagonistas durante sus diferentes encuentros, desencuentros o crisis emocionales.
De buenas a primeras, el argumento creado por Craig Thomas y Carter Bays –inspirándose en sus propias vidas- no resulta ni muy complejo ni tan original (de hecho, lo que muchos seguidores de sitcoms critican de esta serie, es su gran similitud con la temática de Friends); no obstante, puedo decir que la manera en que la trama se desarrolla, y con ella sus personajes, es sencillamente genial.
Personalmente, me identifico mucho con Ted; ese chico soñador que siempre está tratando de hacer todo perfecto, que a veces sueña tanto que peca de ridículo, pero que en el fondo sabe lo que quiere para su futuro. No es el personaje más genial de los cinco –ese puesto se lo lleva Barney o Robin-, pero es ese sujeto con el que alguien que ha tenido más de un tropezón en el amor, se puede sentir íntimamente identificado
Eso, por otra parte, no quiere decir que el resto del reparto deje de ser interesante; por la evolución que cada uno, a su estilo, presenta a lo largo de la historia. De hecho, otro punto fuerte de la serie, es cómo cada personaje tiene una personalidad distinta que a la vez se complementa dentro del grupo. Marshall y Lily, son la pareja perfecta que ha estado por años de años en una relación y que suele actuar muchas veces como figura paternal del grupo; luego está Robin, la chica encantadora, sexy e independiente que sólo se casa con su trabajo y deja siempre lo emocional en segundo plano; finalmente, está Barney, cuyo rol de seductor le convierte en un amo del disfraz, de los trucos de magia y de las juergas.
Todos ellos se reúnen en un bar llamado McLarens, que está inspirado en el bar neoyorquino McGee, donde los creadores de la serie vivieron anécdotas de juventud. Este bar, en la serie, se ubica estratégicamente bajo el departamento de Ted, de modo que los escenarios más frecuentes en la historia son estos dos (*Dato curioso: Si visitas Nueva York, no dudes en ir al McGee, pues tienen una carta de tragos inspirados en la serie).
Otro de los platos fuertes de How I Met Your Mother, es la complejidad del guión. Aunque suene contradictorio, debido a lo básica de la idea central, las situaciones, las bromas y las frases memorables están muy bien pensadas. La historia arranca con un toque fuerte de suspenso (en torno a la identidad de la madre) que se mantiene hasta el final (cuando por fin descubrimos de quién se trata). Prácticamente no existen episodios ni personajes de relleno: todos vuelven a aparecer, todos tienen ilación, todos te revelan algún secreto en el futuro. Vale decir, además, que Ted y sus amigos constantemente están recordando anécdotas pasadas, de modo que siempre hay alusión a algún episodio pasado, añadiendo información que antes no teníamos. Quizás uno de los poquísimos misterios que quedó en el aire a lo largo de la serie, fue la aparición de la piña en el cuarto de Ted; sin embargo, gracias al pedido de los fans, los creadores grabaron una escena revelando el misterio, la cual fue añadida al DVD copilatorio de la serie (puedes verlo aquí).
Si eres aficionado a la cultura pop –particularmente si eres cinéfilo-, esta serie te da en la yema del gusto, pues las referencias a películas, músicos, historietas y otras series, son interminables (si no conoces mucho del tema, tampoco te asustes, pues –por lo bien armadas que están las situaciones- igual te ríes). Referencias a Star Wars van y vienen, entremezcladas con disfraces de Piratas del Caribe, diálogos de La Sociedad de los Poetas Muertos, Los Cazafantasmas, parodias de King Kong, entre otros, forman parte del repertorio de easter eggs; esto sin contar con las estrellas invitadas que te remontarán al MTV de los 90 y la radio de inicios de los 2000: Katy Perry, Mandy Moore, Britney Spears, Enrique Iglesias, Jennifer López, entre otros, aparecen en pantalla (y si no te gusta su música –como a mí-, descuida, que no hay número musical de su parte, y como actores, sí suelen gustar, muchísimo).
Finalmente, no podemos cerrar este post sin mencionar la excelente banda sonora. Los temas de fondo, con un estilo bastante indie en general, van de lo divertido a lo conmovedor, pero es sobre todo en los momentos de mayor carga emocional donde más se lucen. Personalmente, los que más recuerdo y más me tocan, son Downtown Train de Everything but the girl y con Let your heart hold fast de For Atlantic, temas que, literal, si estás muy conectado con las escenas, te pueden arrancar sus buenos lagrimones. En cuanto a los temas divertidos, por supuesto, mis favoritos son el opening de la serie (se llama Hey Beautiful y es de The Solids, la banda de los propios creadores), y el memorable Let’s go to the mall, de Robin Sparkles.
En fin, una serie súper divertida y emotiva que no podrás olvidar, y cuyo desenlace te dejará pensando por un buen rato. No dejes de verla.